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Lejos de ti.

—¿Y si vienes mañana? —el alfa tenía los ojos brillosos y una mueca triste en su rostro. El lobo había tomado el control al sentir que su omega se alejaría por mucho tiempo de él; ambos estaban preocupados por el fin de semana y el viernes había llegado demasiado rápido. Jungkook y Jimin se conocen de apenas unos días atrás, sin contar claro las dos semanas donde el alfa estuvo en coma. Ahora él estaba, sin duda alguna, en muy buen estado de salud, cosa que los ponía felices a ambos; habían convivido un poco más, en los períodos de comida hablaban sobre sus vidas y las cosas que hacían y así formaron una linda amistad pero el inevitable viernes llegó y ahora tienen que alejarse por dos días... Saben que no será tanto tiempo pero sus instintos hacen que duela físicamente con tan solo imaginarlo.

Ahora Jimin terminó su turno, y está tratando del que el rizado lo deje ir, teniendo una especie de discusión que honestamente no los lleva a ningún lado, pero el lobo alfa está levemente contento por mantener al omega a su lado, aunque sea un poco más de tiempo.

—Lobito, ya te dije que no puedo, tengo que trabajar —rió ante el comportamiento del mayor. Jimin estaba sentado en el sofá con la mochila entre sus pies y Jungkook lo veía desde la camilla con sus mejores ojos de cachorro—. Pero te dejaré mi chaqueta para que mantengas mi aroma, ¿bien?

—¡Pero son dos días! —reprochó triste—. Perderá tu aroma.

—Jungkook, no seas dramático —la alfa pelinegra que tiene por madre entró al lugar—. Están con esta conversación desde que me fui, ¡hace 10 minutos! —rodó los ojos divertida, el omega rió cubriéndose la boca con su mano como una forma de disimularlo; el alfa tiró la cabeza hacia atrás con frustración.

—No eres dramático, ricitos —se puso de pie y tomó la mano del ojiverde—. Yo también te voy a extrañar, pero no hay nada que podamos hacer, tú al menos vas a tener la chaqueta con mi aroma.

—Yo voy a darte mi sudadera —repuso el alfa con prisa—. Toma —se sacó la hoodie y se la puso al omega con cuidado, el ojiazul se dejó gustoso; deslizó sus brazos dentro y sonrió contento cuando el mayor le colocó la capucha que el suéter tiene. Se sintió tan bien, estar rodeado del aroma de Jungkook, acogedor y delicado petricor abrazando su torso; el dolor se disipó con solo esa prenda sobre su cuerpo.

—Ahora tendrás frío, mi chaqueta no te queda a ti, alfa bobo —regañó bromista Jimin.

—Pero tú no, y eso es lo que me importa, además, así tendrás mi aroma contigo —suspiró alegre, tomando la pequeña mano de Jimin entre las suyas—. Eso es lo mejor de todo, nadie se te acercará —sus ojos brillaron ante la posesión que estaba implícita en sus palabras mientras acariciaba la mano del otro que lo golpeó suavemente en el hombro y comenzó a reprenderlo.

—¡Ustedes son tan dulces! —la voz de la alfa los sacó de su plática—. Siempre creí en las almas gemelas, pero ustedes dos me hacen creer aún más —sonreía en grande mientras veía sus manos juntas. Ambos chicos suspiraron frustrados por las palabras de la alfa y rodaron los ojos incrédulos; ni uno ni el otro admitirá que comienzan a creer en su destino, admiten la conexión que sienten con el otro pero admitir algo tan grande como ser destinados sería muy grande e iba en contra de sus creencias, eso es absurdo.

—Bueno —Jimin aclaró su garganta evidentemente sonrojado—. Yo me despido entonces —sonrió hacia la alfa, caminó hacia ella para darle un abrazo—. Los veré el lunes, chicos.

—Tu papá va a recogerte a la cafetería estos días, ¿verdad? —cuestionó el alfa con el rostro serio, sentándose de forma que sus pies quedaban colgando a lado de la cama.

—Si —respondió saliendo del abrazo de la alfa—. Él también es un alfa preocupón —caminó de nuevo a la camilla y abrió sus brazos pidiendo un abrazo del alfa, quien inmediatamente lo rodeó con sus extremidades y lo estrechó contra sí, el omega olfateó un poco el cuello del alfa y éste dejo un beso en su mejilla.

Después de que el omega sanó al alfa, sus acciones eran mucho más confiadas entre sí; al día siguiente Jimin saludó al alfa con un beso en la mejilla, Jungkook tomaba su mano sin pedir permiso y por supuesto se abrazan frecuentemente y por mucho rato, cada avance que tienen en el contacto o la comunicación se hacía casi adictivo para sus lobos, por eso los besos y abrazos ya son algo común entre ellos; se tienen un poco de mucha confianza y no lo ven mal, después de todo son amigos o lo están intentando.

—Bueno, cuídate mucho —seguía abrazándolo mientras Jimin asentía y reía—. Espero que te vaya bien en la cafetería y hayan tantas propinas que termines siendo millonario —el omega soltó una carcajada más fuerte haciendo que el pecho de Jungkook se inflara orgulloso por hacerlo reír, salió del abrazo dando un beso a la mejilla del de rizos y se despidió.

Jungkook no quiso pensar demasiado en el vacío que inundó su pecho al verlo salir

✧✦✧

A la mañana siguiente Jimin estaba desayunando en compañía de sus padres y su pequeña hermana.

—Yo... —de un momento a otro se armó de valor—. Creo que encontré a mi destinado —hizo comillas con los dedos al decir la última palabra, lo soltó así de pronto porque no sabía cómo iniciar con esa conversación, era complicado de explicar.

—¿Qué? —dijeron los tres familiares al unísono.

—Si, bueno... Cuando inicié las prácticas había un paciente en estado de coma, tenía así cuatro meses y pues... Lo cuidé —explicó con demasiado nerviosismo—. Pero hace unos días hubo un incidente —cerró sus ojos con fuerza, su familia reconoció que tenía ganas de llorar.

—¿Qué accidente, Jimin? —su padre sonaba algo molesto—. ¿Te hizo algo? —el olor a miedo de su hijo comenzaba a asustarlo y por ello su alfa estaba rugiendo por saber que le había pasado a su cachorro.

—No, él no me haría nada malo —defendió con la voz cortada—. No fue él quien provocó el incidente.

—¿Qué te hicieron? —habló su madre asustada.

—Me pidieron ayudar en la sala de urgencias, y un alfa trató de atacarme —dijo con la voz cortada.

—¿Por qué no nos lo dijiste antes? —gruño su progenitor.

—Porque no logró hacerlo, el alfa que estaba en coma despertó y me defendió —siguió explicando—. Nadie sabía qué lo tenía en coma, sus estudios eran normales y de pronto despierta cuando lo necesitaba —se encoge de hombros—. Los médicos dijeron que es porque somos destinados y todas esas tonterías.

—Si es tu alfa —dice su hermana con un toque de emoción y burla combinados en si voz.

—Eso es lo que dicen los doctores —rodó los ojos—. Pero yo creo que su alfa se apegó a mi omega porque yo lo cuidaba y mi omega se encariñó con su alfa por ser mi primer paciente —dijo como si fuera lo más obvio.

—Sabes que los destinados son reales, ¿no? —cuestionó la omega por completo emocionada.

—Tus abuelos lo eran —completo el alfa—. Mis padres eran almas gemelas y una vez que se encontraron nunca más se separaron —sonrió nostálgico—. Es increíble que hayas encontrado a tu destinado.

—Por eso se los conté hasta ahora —dijo con diversión en la voz, sabía que sus padres eran personas cursis y enamoradizas por naturaleza; la historia de sus abuelos era algo que siempre le contaban y cuando era niño soñaba con encontrar algo así, pero ahora ve las cosas diferentes y prefiere enfrentar la realidad, la vida no es color de rosa y las almas gemelas son solo cuentos—. En fin, él salió herido al tratar de defenderme y estuvo un poco grave porque sus heridas no cerraban.

—Pero es un alfa, debió sanar en horas —el alfa expresaba incredulidad en su rostro.

—Es un alfa puro, de hecho debió curarse muy rápido —asintió—. Pero consumió supresores desde su primer celo, por lo cual su alfa está un poco débil así que estaba sanando como un humano.

—Oh —su madre hizo una mueca extraña con el rostro—. ¿Podemos preguntar por qué usa supresores? —no es común que las personas quieran ocultar sus castas, así que más vale preguntar para estar seguros, Jimin sabe que no cuestionan por entrometidos, solo por protegerlo.

—Él no acepta sus instintos, no quiere ser alfa, pero ahora tiene que dejarlos por algún tiempo y durante ese tiempo su alfa va a pedirme cerca —bufó molesto.

—Y tu omega también lo pide a él, ¿no es así? —el hombre alzó una ceja y sonrió, sabe que su cachorro puede ser muy incrédulo y aunque le cueste trabajo aceptar que su pequeño niño ahora encontró a un alfa, sabe que debe ayudar a que Jimin entre en razón antes de salir lastimado por alejarse de ese chico; los destinados son una parte única de su naturaleza, no quiere que su hijo esté cerrado a la idea de vivir una linda historia como esas tan solo por no querer creer en lo que se le pone frente a los ojos con tanta obviedad.

—No... Bueno un poco —se encogió de hombros despreocupado y se puso de pie para dejar el plato en el fregadero—. Pero es porque le tomo cariño a mis pacientes —intentó defenderse pero sus padres rieron.

—Lo que tú digas, cariño —dijo su madre.

—Eso explica por qué siempre hueles a alfa por las noches —señalo Shinhye burlona y su padre gruñó con el ceño fruncido.

—Trabajo con muchos alfas, eso no tiene nada que ver —negó.

—Siempre hueles a lo mismo, cielo —aclaró su mamá riendo.

—Si, ese aroma como de tabaco y tierra mojada —recordó su padre—. Sigue pareciéndome conocido —pensó un poco pero luego se encogió de hombros descartando la idea—. Tienes que presentarnos, cachorro —pidió.

—No tienen que conocerlo, no es como que nos fuéramos a casar —rodó los ojos fastidiado—. Les basta con saber que se llama Jungkook, tiene 24 años y ya.

—¿Tiene 24? —dijeron a la vez los dos padres, había sorpresa en su voz, la diferencia de edad no es mucha pero es algo sorprendente tomando en cuenta que su hijo jamás ha salido con nadie.

—Si —confirmó—. Y como no quiero que insistan tanto, se los presentaré la siguiente semana —rodó los ojos por milésima vez por las sonrisas de sus progenitores y salió de la cocina, debía prepararse para su empleo, además no quería seguir viendo a su familia, sabía que terminaría admitiendo que se muere porque conozcan al alfa ojiverde, sabe que se llevarán muy bien.

✧✦✧

Era sábado por la noche y Jimin no podía sentirse más cansado y dolorido; salió desde temprano a trabajar en la cafetería, fue un día muy agotador ya que hubo muchos clientes, lo cual fue bueno para su bote de propinas pero malo para sus pies porque terminaron demasiado cansados, por fortuna ya está en su casa, son aún las 8:30 pm pero quería dormir, usualmente cae rendido en cuanto toca la cama pero ahora tenía un dolor en el pecho que no lo deja tranquilo.

Su lobo estaba quejándose por la ausencia del alfa desde hace mucho rato, no lo había visto en casi 24 horas y eso estaba jugándole en contra, tenía puesto el hoodie que el ojiverde le prestó pero no lo sentía suficiente, el omega lloriqueaba en su interior por ver a su supuesto alfa, así que decidido fue a la sala donde sus padres se encontraban.

—¿Puedes llevarme al hospital? —dijo en tono apagado a su padre, el alfa se puso de pie de inmediato y tanteó la frente de su hijo, buscando heridas visibles o invisibles, analizándolo por completo.

—¿Qué pasa, te sientes mal? —cuestionó el mayor, había notado algo extraño en el menor, se veía mas cansado que de costumbre.

—No, es sólo que... —trató de explicar pero su madre lo interrumpió.

—¿Te duele algo, te lastimarte? —hablaba preocupada.

—No, es que emm... —no sabía cómo decirlo sin avergonzarse—. Necesito ver a Jungkook —soltó apenado y agachando la mirada.

—¡Oh, mi vida! —exclamó apenada su madre—. Si te sientes mal, ¿cierto? —lo rodeó por los hombros con su brazo y lo atrajo hacia si.

—Si, me duele todo y siento que el pecho me va a explotar —sus ojos estaban llenos de lágrimas—. Y no puedo dormir —abrazó a su madre.

—Vamos, cachorro —su padre frotaba su espalda para dar apoyo—. Iremos un rato y estarás mejor, anímate, ¿sí?

—¿Podría quedarme ahí? —cuestionó apenado—. Por favor, puedes ir mañana para llevarme a la cafetería, por favor —suplicaba lloroso—. Lo extraño mucho —un puchero apoderándose de sus labios, su omega siendo caprichoso como su naturaleza lo obligaba a ser.

—Está bien, Jim —suspiró—. Iré temprano a recogerte —aceptó y caminó para tomar las llaves del estante—. Andando —padre e hijo subieron a la camioneta en dirección al hospital, llegaron unos minutos más tarde, su padre se despidió de él con un beso en la mejilla y recordándole que iría temprano a buscarlo y así darle tiempo de bañarse y desayunar para otro día de trabajo. El omega utilizó su gafete de empleado para entrar a la habitación del rizado pero antes de entrar al cuarto fue interceptado por el padre de Jungkook.

—¡Jimin, que bueno verte! —saludó con un abrazo—. Jungkook no puede dormir porque dice que algo te pasaba —hizo una mueca extraña que hizo que el omega sonriera culpable.

—Oh, yo lo siento, solo me puse un poco sentimental y...

—Tranquilo, no pasa nada, solo nos tenías preocupados, de hecho estaba por llamarte para asegurarle a Jungkook que estuvieras bien.

—Todo está bien, lamento preocuparlos —se disculpó—. Emm yo... ¿Podría dormir en la habitación de Jungkook hoy? —soltó rápidamente y con las mejillas de un rojo intenso—. Yo tampoco puedo dormir —admitió.

—Si —sonrió el hombre—. Sería bueno para ambos que te quedes —asintió—. Yo iré a casa para que puedas usar el sofá si así te sientes cómodo y vendré por la mañana con desayuno, ¿de acuerdo?

—No se moleste —sonrió—. Mi padre vendrá por mí a primera hora para llevarme al trabajo así que no es necesario —le agradeció. Intercambiaron algunas otras palabras en el corredor hasta que el alfa se despidió de él, pidiéndole que si ocurría algo o seguían con problemas los llamaran de inmediato.

El omega estaba parado frente a la puerta, muy nervioso de abrirla, la verdad es que se sentía patético por necesitar ver al menos una vez en el día a Jungkook, eso no podía ser normal, incluso si creyera en esos inventos de las almas destinadas, no es normal que no toleren estar en uno sin el otro.

Giró la perilla y lo encontró ahí, sentado en el sofá, abrazando sus piernas, viendo a la nada con el ceño fruncido; al verlo se levantó de inmediato para rodearlo en un abrazo. El alfa aspiraba el aire como si no tuviera oxigeno suficiente para seguir viviendo, mientras rodeaba la cintura de Jimin con demasiada fuerza pero sin lastimarlo, recargaba su mejilla en el hombro del más bajo. Comenzó a acariciar su espalda suavemente mientras que Jimin se aferraba a la suya como si al soltarlo fuese a caer de rodillas.

—Te extrañé tanto —dijo con voz profunda—. No podía respirar, me faltabas, no era suficiente con tu chaqueta —dijo mientras jalaba al omega consigo hacia el sofá.

—Yo me siento muy adolorido —admitió el ojiazul—. Y también te extrañé demasiado —sus ojos estaban inundados mientras se sentaba en el regazo del alfa y escondía el rostro en el hueco entre su cuello y el hombro, aspirando el aroma directo de la fuente. Jungkook frotaba su mejilla contra el cabello del menor en un afán de marcarlo con su fragancia.

—Mi precioso omega —susurraba mientras rodeaba la cintura de Jimin con sus dos brazos.

—Esto no debería ser así, no deberíamos extrañarnos tanto —se quejaba desde su escondite—. ¿Cómo se supone que las personas hacen su vida diaria sintiéndose tan mal?

—No lo sé —suspiró sin soltar al ojiazul—. Lo solucionaremos, ahora quiero que te relajes y estés bien, ¿sí? —Jimin movió su cabeza diciendo un sí, Jungkook hizo el intento de bajar a Jimin de sus piernas pero el omega se aferró más a su torso para que no lo soltara—. Voy a ordenar la cama para que duermas, cielo —explicó pero el omega seguía negando.

—Solo un momento, por favor —pidió mientras frotaba su nariz contra el cuello del más alto.

—Lo que ordenes —se acomodó de nuevo en el sillón estirando sus piernas a lo largo del asiento con la espalda recargada en el sofá, Jimin estaba aún en su regazo y escondiéndose en su cuello, Jungkook comenzó a acariciar la espalda del chico hasta que sintió que se tranquilizó un poco—. ¿Te sucede algo más?

—Estoy asustado —confesó—. Todos dicen que somos almas gemelas y estoy comenzando a creerlo y no quiero.

—¿No quieres que sea tu alfa? —su tono era decepcionado, triste por el rechazo que su alfa acaba de recibir.

—No, osea si, digo... —se sonrojó pero Jungkook no lo notó porque no podía ver su rostro—. Lo que no me gusta es cambiar mis creencias, sé que es estúpido e inmaduro pero...

—Pero tienes que defender tu opinión —estuvo de acuerdo el mayor—. Sé a lo que te refieres, últimamente mi lobo no me cae tan mal, estamos de acuerdo en muchas cosas pero sigo con la idea de volver a los supresores —Jimin soltó un quejido por lo último, sonó más a un gruñido tierno así que el alfa rió suave y habló—. Pero creo que no es por que quiera, osea, no quiero que todos noten que estaba equivocado.

—Es tan difícil admitir un error —bufó y salió de su escondite para ver a los ojos a Jungkook.

—Lo sé —puso su mano en la mejilla de Jimin y la acarició cuidadoso—. Pero no tienes por qué hacerlo, es decir, si soy o no tu alfa o somos o no destinados no tenemos que darle explicaciones a nadie —se encogió de hombros.

—Supongo que sí, pero sigo sin creerlo —dice riendo.

—Yo tampoco lo creo bonito, descuida.

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